Quedan dos dias de cerrar este año 2.100, un año lleno de emociones, algunas positivas y otras no tantas.
Ha sido un año lleno de noticias, eventos y novedades. Si repasamos un poco encontramos la presentacion del primer disco de Raquel Morey, que por cierto ya a salido su segundo disco que ya presentaré.
La suculenta entrevista al Santero de la Virgen del Rocio.
El proyecto de un orfanato en Ucrania.
La primera exposicion de arte cofrade en Jaen.
La recogida de alimentos de esta navidad.
Una nueva Junta de gobierno en la Hermandad del Rocio de Jaen
Y un amplio repertorio de poesias, sevillanas y reflexiones.
Como negativo nos quedamos con esta crisi que asola el pais y las malas cifras de gente que no trabaja.
No quiero que os quedeis con mal sabor de boca an cerrar este año y os dejo una reflexios desde mis adentros y una bonitra postal navideña.
¡¡¡ Feliz salida y entrada de año ¡¡¡¡
Llevaba yo mi tiempo, Madre mía, intentando ordenar unas cositas que te tenía preparadas y no sabía cómo expresarlas.
Lo había estado intentando y hoy, por fin, he cerrado los ojos y me he sentado en la ermita. Con la imaginación he visto que el santero entraba y salía, te ponía ramos de flores de gente que te las había regalado y atendía a las personas que le pedían que pasara por tu manto un detallito que de paso habían comprado antes de entrar a verte.
Yo no tenía mucho que decirte, simplemente tenía ganas de estar contigo.
Me he pasado las horas mirándote, pero me ha quedado la extraña sensación de que te lo he dicho todo. Nos hemos mirado largos ratos en silencio, tú me sonreías y yo te respondía con otra sonrisa, yo me emocionaba y el Pastorcito hacía gracias para hacerme reír otra vez.
Me has parecido más hermosa que nunca, pero creo que eso mismo te digo cada vez que nos vemos. No sé cómo haces para estar siempre tan guapa, llevas colores naturales y yo me desespero a veces con mis complejillos, y no necesitas más maquillaje que el sol de la marisma para que te salgan coloretes en la cara, tampoco te hace falta carmín, porque tus labios están rojos de la brisita que entra y sale y tu propio nombre te sirve para tenerlos siempre hidratados. No llevas nada en tus párpados, porque el color de tus ojos le haría sombra a todos los colores. ¡Pero qué guapa eres, Madre mía!
Qué paz siento contigo en tu ermita en esta tarde cualquiera.
Sigo sin tener nada que decirte, pero tengo todo el tiempo del mundo para que nos sigamos mirando, y ahora que pretendía levantarme para volver otro día, me doy cuenta de que tengo más ganas que cuando entré de estar contigo.
Agradecido te sigo mirando, sigue entrando gente que te reza y que mira, y que te llora, y que te trae flores... Y a mí, aquí me tienes mirándote, aquí voy a seguir todavía.