La pasada Romería los rocieros pudimos estrenar la Capilla Votiva de la Virgen del Rocío. A pesar de ser más grande, volvió a quedarse pequeña albergando las muestras de devoción de tantas personas que dejaron su vela encendida, a la espera de que su petición fuera escuchada o su agradecimiento llegase cuanto antes a oídos de la Señora.
Una Capilla, porque así lo ha querido Almonte, que parece no tener muros, por más que los albañiles se han desvivido para que no le falte un detalle, para que estén firmemente cimentados sobre las benditas arenas de la Aldea; parece no tener muros porque cualquier persona, desde cualquier rincón del mundo, puede entrar y dejar prendida su luz hasta que se consuma a las plantas de la Reina de las Marismas.
Y hoy quiero encender mi vela desde aquí, por todos aquellos que están enfermos para que con tu intercesión Dios les dé la salud del cuerpo y del alma, por los que padecen depresión para que encuentren el camino hacia la luz, por los que sufren de soledad para que nada les impida gozar de tu compañía, por los que lloran sin ayuda para que Tú les prestes un trocito de tu manto con el que secar sus lágrimas, por los que aguantan la explotación para sacar a sus familias adelante para que logren un trabajo que les dignifique, por los que están en paro para que hallen la Gracia de poder ganarse su pan, por los que quieren que sus trabajos prosperen para que encuentren puertas abiertas y tu cayado de Pastora Marismeña en la escalada hacia su objetivo y su éxito, por los mayores para que les des la mano como si fueran niños en la última parte de su travesía, por los niños para que les des la mano y nunca se suelten de Ti aunque se hagan mayores, por los que suspendieron el servicio del teléfono móvil porque no tenían cómo pagarlo y no pueden enviar un SMS para que Tú leas sus peticiones.
Desde aquí te enciendo mi vela, Madre mía del Rocío. La enciendo con Fe y espero, como Tú, las promesas del Dios Padre. La enciendo con esperanza, porque sé que lo que nadie puede, lo puedes Tú con la fuerza de tu mediación, que está abalada por la sonrisa de tu Hijo, Pastorcito Divino. La enciendo con alegría, porque es el don que nos diste a los rocieros, desde el momento que descendió el Espíritu Santo sobre nosotros para que no estuviéramos tristes. La enciendo desde este Periódico, para que Tú, a diario, nos sigas iluminando
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